Me animo a dictar estas palabras que no son mas que las letras del alma que llevo conmigo y hoy decido compartir.
Arrastro sobre mis hombros casi 87 navidades,y son uno a uno, 87 recuerdos distintos y hermosos que riegan mi cerebro de sangre fresca.En un tiempo que ya suena lejano, la mesa era gigante casi eterna, 40 personas nos sentabamos en el patio de la vieja a esperar las 00.00 para abrazarnos y ratificar el amor que nos unia.
Con esfuerzo casi abismal recordare para siempre el aroma a tierra mojada que se desprendia cada 24 por la tarde, cuando Ana Laura mi esposa, regaba el patio para luego preparar la mesa.Nuestro patio,el patio de la casa de mi vieja donde nosotros tambien viviamos, fue la mas maravillosa de todas las pistas de baile que alguna vez recorri, airoso, del brazo de la rubia mas bella de todo Lanus.
La vida en ese entonces corria hermosa y nos sentiamos plenos,nunca pudimos tener hijos es cierto..pero igual eramos felices, con solo mirarnos eramos felices.
Es que precisamente un dia antes del 24 de Diciembre de 1940,en el baile de la clase nos vimos por primera vez y ya no nos separamos. Los años se escaparon tan rapido que en suspiros la mesa del patio se iba achicando. Las sillas quedaban vacias y quizas por eso con los años dejaron de existir, el gigante mantel blanco tambien resutló inutil, tan innecesario como la cantidad de platos que ya sin uso,uno tras uno fueron desapareciendo.
La vida tambien se fue llevando uno a uno a nuestros invitados,de todo modos con Ana Laura seguiamos festejando cada Navidad como el primer dia cuando gustosa aceptó bailar la milonga que retumbara en mis oidos hasta el mismo instante del final.
Parece mentira, parece que fue ayer pero solo me quedan recuerdos...hoy la vida me sorprende con una realidad distinta.
En Marzo del año pasado, Ana Laura partió para siempre, la muerte me la quitó de un soplido y sin poner siquiera las manos le dije adiós para toda la vida.Vendi la casa meses despues,y hoy estoy en un lugar donde encierran viejos al que acudi con mis trapos bajo el brazo en busca de mas navidades.En este instante hermoso y eterno en el que cierro mis ojos para recordarla,siento la necesidad de pedirle a Dios un ultimo deseo si es que algo aun me queda por cumplir. El 24 bien temprano me alistare como pueda, usare el mejor traje,me peinare prolijo y lustrare los zapatos como cuando era un niño.
Seguro que ella..la gran compañera de mi vida, el amor de mi infancia,la amante de mis sueños, el amor de mi existencia vendra a buscarme. No querra pasar la navidad sola,se aferrara de mi brazo y con un beso en la mejilla me invitara a bailar la milonga mas hermosa que nadie antes escuchó.
Esta vez Ana Laura, te juro...sera para siempre.
Autor: Pedro Juan Vargas
Extraido del libro "Aquellos que aman" (Publicado por Cadena 3)
No hay comentarios:
Publicar un comentario