y en el surco del recuerdo
dejó el olor de los bueyes,
y el canto de los cencerros.
Hoy el tiempo ha transcurrido,
inmensos montruos avanzan
por los antiguos senderos,
y en las volutas oscuras
y en las volutas oscuras
que sus pulmones de hierro
expiran en pos del cielo
de los campesinos viejos.
Es también el mismo cielo,
Es también el mismo cielo,
la misma luz, el mismo aire,
y esta tierra que se abre
con ilusión de trigales
con ilusión de trigales
donde descansa mi abuelo,
donde envejecen mis padres,es la misma en que yo aprendo
a creer en Dios y a ser madre.
Mercedes Careggio de Pucciarelli
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