Un latir precipitado de mi íntimo río
me acelera en lejanía la esperanza
y temblando mis manos amenazan
mecerme entre las musas
de una triste serenata.
El silencio no acobarda el sentimiento
quiero gritar que te quiero y que no quiero...
agitado el recuerdo de mi sino
acompleja el sentir y el pensamiento
más allá de las lágrimas
y el frío.
Y me llegan cercanas emociones
mutilando el fragor de la distancia,
los años prometidos se despliegan
en canción serpenteante que recalca
aquel sueño espejado
desde el alma.
Uno a uno los recuerdos de la infancia
van surgiendo como dulce serenata,
alegando los ayeres desteñidos
con notas melodiosas
cinceladas de la nada.
Norma Pécora
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