Sólo
ceniza entre las manos
y palabras
que ardieron
como la hojarasca.
Sólo
los hambrientos vientos del otoño
y el desorientado perfil del fuego.
Sin embargo..
ahora
cuando las garzas
parecen la espuma del aire
y nada ha quedado ileso
entre los días
siento más profundos los cielos,
más resplandecientes las tardes,
y en esta desnudez
creo, como la rosa,
que es suyo el rocío.
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