Hay madres
parecidas al silencio
de la misma manera
que se parecen al silencio
las mujeres tristes.
Se confunden fácilmente desde lejos
con una antigua fotografía,
más bien con un lienzo desvelado
que espanta noches en la habitación fría.
Persiguen fantasmas
por corredores y desvanes
y en el jardín de la infancia
en nombre de los sueños
conjuran hijos que nunca
aprendieron las reglas
o desistieron del juego
antes que ellas.
Me imagino
que su tristeza les viene
a madres como éstas
de vivir constantemente hacia atrás.
De su claridad cuando observan
que todo lo que saben
no tiene ninguna importancia.
Y ahí se quedan
como pidiendo perdón
Porque los años
solamente traen años.
Teresa Calderón
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