El amor se está desangrando, así lo pienso en este momento.
Todos los días presencio algún acto con el cual me doy cuenta como lo cursi, lo vergonzoso y lo comprometedor que lograban que el amor tuviera ese sabor indescriptible va desapareciendo de a poco.
Están desapareciendo esas personas que pasaban noches desvelándose por tener a alguien presente en su corazón y su mente y buscaban la forma de expresárselo de la manera mas figurativa posible, porque eran enamorados de la vida, de lo cotidiano, de lo razonable y lo riesgoso. De alguna forma lograban tomar todo eso y convertirlo en grandes palabras y cumplidos, era todo un honor para quien recibía el halago. Hoy muchos prefieren ahorrarse el trabajo y tomar “prestada” alguna idea. Basta con poner “frases de amor” en los buscadores y lo logran sin esfuerzo, ¿fácil no?. La poca originalidad se va haciendo presente.
¿Desde cuándo están desapareciendo los actos en los cuales se destacaba el respeto que había y a la vez el juego brillante que tomaba a dos de rehenes con la idea de convertir un momento normal en algo relevante y con mucho interés?
Yo, la verdad que no me conformo con lo fácil y lo vacío, no logro tolerar ver a mí alrededor el mal plagio a la poesía por el hecho de aprenderse de memoria una cita de algún autor y expresarla con total libertad queriendo lograr un cortejo nocturno nada mas. No me conformo con escuchar el mismo discurso en muchas personas. Se me caería la cara de la vergüenza por lo poco original que resulta ser todo eso, porque es una gran pauta de que las palabras van perdiendo valor y personalidad, al final no sabes si estás hablando con la persona que está presente, con un rejunte de escritores o un televisor con las mejores escenas de películas de amor.
Me conformo con tratar de ser alguien que piensa por sí mismo y que la única inspiración que tengo es no meterme en la corriente monótona que ofrecen los veranos al estilo publicidad de cerveza, me conformo con ser un poco más arriesgado y lanzarme a vivir la experiencia y la duda de no saber los resultados, pero siempre ofrecer otra cosa que no sea un leve discurso que después no recuerde al otro día.
Si me preguntan cuánto creo en el amor, respondería firmemente que mucho y lo que creo también es que si sigue esta deshonra al mismo, vamos a terminar con la magia de vivirlo. Ojo estoy hablando de amor, que no se confunda con un encuentro de dos personas interesadas en algo casual nada mas, porque para eso hay otros códigos que muchas veces se mezclan y da como desenlace lo que acabo de expresar.
Gabriel Claramonte
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