A vos
que adivinaste el salto
y te pusiste a custodiar
cornisas.
A vos
que me inventaste un sol
diminuto
y me lo colgaste en medio
del pecho.
A vos
que esperás paciente
en la otra orilla
mientras yo miro
correr el río
y no me atrevo.
Mercedes Careggio
Que poema más hermoso.
ResponderEliminarSaludos.
He aquí, el alma en un poema.
ResponderEliminarRealmente bello y con el alma en él.Es una autora genial.
ResponderEliminarGracias Lau y Toro por el comentario.
Cariños