Porque en algún punto coincidimos...

domingo, 3 de abril de 2011

CARTA PARA EL SILENCIO

Acaso cuando llegue el silencio todo será distinto. Se cambiará en misterios mi mirada y abandonarán el acento mis palabras.

Por eso, cuando anochece simplemente en la ciudad, la que me viera caminar a todo instante, se me vuelven nuevamente las imágenes de los otros. Los que abandonamos sin querer, los que se fueron olvidados y los que permanecen sin trascender.

No importa, aunque la noche se vuelva presurosa, casi corriendo, demoliendo mi gloria y mi dicha, esa que quise vivir hace tiempo y no pude, es muy simple, detiene su carrera y permanece.

Y si todo parece simple, cuando cae la tarde sobre el río, te recuerdo, entonces escribo y en esta carta de tinta y lágrimas estoy como quien trata en silencio de cuidarte la memoria, yo, como antes, no recuerdo nada más y nada menos que aquella voz que abandoné junto a la mía, y las voces se callan y creo avanzar.

He quedado cansada tantas veces que repetir me cuesta. Pero estoy así. Volviendo siempre, dejando que me queden solamente las palabras, las que pronuncié olvidándome de todo, olvidándome del mundo. Porque te reconoceré en la sangre, como mi poema, y en el alcohol, como mi poema, y nos encontraremos un día más allá de las separaciones…

Pero aún resuenan en mis oídos nuestras voces, las que nos gritan y nos distinguen, esas inconfundibles que nos unen y nos separan, esas que no se olvidarán a pesar del tiempo y la memoria, el destino, la indiferencia y el cansancio.

Son las que emiten palabras que no se repiten porque todo está dicho, desde el primer día. Son las tuyas y las mías, las que se quedan en las noches que no compartimos, hasta que vuelva a encontrarte entre mis sueños.

Están allí, testigos de esta repetición de dolor que me obliga a decirte de mi soledad, esa que no desconocés.

Por eso, porque están ahora como antes, como ahora, como siempre, te pido disculpas en éste, mi silencio, que no ha de poder estallar para gritarte lo de siempre, lo de antes, lo de ahora: entre los nosotros dos… el silencio.

Yo y nuestro silencio.

Norma Ana Pécora de su libro "Cartas de Tinta y Lágrimas"

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