Me das tu sangre en transfusión
de afectos;
por maniobra de rehabilitación
recibo aliento
y la medida colmada de tu escucha
cuando llego hasta ti, desencajada,
para que me digas así,
sin anestesia:
¿Dónde está tu valor? , actúa, grita,
no evadas las respuestas
que surgen por sí mismas.
Sobre tu hombro riego las penurias;
soportas enfados, chanzas, risas.
A mi lado transitas afines agonías
y si me ves
feliz, escoltas locuras desmedidas.
Sigues ahí, dispuesto
a brindarte en un todo, sin excusas
pero algo ha mutado entre nosotros…
hoy se hace forzosa la distancia
porque duele tanta cercanía.
Chochy Moroni
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