Aprendí a vivir peleándole
al caudaloso río
el derecho a nadar contra corriente.
Discutí con el viento mi postura
de elevar el barrilete de los sueños
lidiando con el sol esta locura
de buscar el calor por cuenta propia.
Muchas veces corrí riesgos y catástrofes
empañaron mis días elegidos;
eso fue cuando bajé los brazos
llegando hasta el fondo de la cueva
donde la oscuridad anula pensamientos
y agobia el desperdicio de la vida.
Fue así cuando, desollada,
en carne viva,
miré hacia atrás…al no ver nada,
armé una escalera de decepciones
y trepé buscando, sin miedo, la salida.
Chochy Moroni
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