A menudo me sucede que llega desde mis recuerdos una fragancia, no sabría definirla ni compararla porque hace muchos años he perdido su contacto.
Muy nítida tengo su presencia, allá en la casa de mis abuelos maternos.
Mi padres habían levantado la suya justo frente a la de mi "nona"Erminia y "nono" Enrique; nos separaba una amplia calle, por ése entonces de tierra.
Allí fuimos a vivir teniendo yo cuatro o cinco años, eran pocas las edificaciones de mi cuadra, muchos terrenos baldíos y a unos metros, una muy añosa dividida en dos departamentos.
Mis horas transcurrían entre el colegio, clases de dibujo (que no me gustaban y era malísima para dibujar, pero a mamá si, igual no duró mucho, al tiempo le dije adiós a los lápices de colores y los cuadernos Miguel Angel); tareas escolares, juegos de niñas y cruzar a cada rato a visitar a la abu.
Una época del año llenaba mi espíritu de gozo, el tiempo en que florecían sus glicinas. Aún las veo colgar pendulando.
Al entrar por un pasillo ancho, a poca distancia, el abuelo Enrique había dispuesto una glorieta armada con hierros y alambres, al pie de la misma, plantó la glicina, con los años el tronco se hizo adulto, rugoso, las ramas se poblaron de verde follaje y al llegar la primavera, sus flores pintaban un paisaje de colores entremezclados de rosas y celestes. El perfume que se podía percibir desde la vereda, invitaba a entrar, era la mejor y más cálida bienvenida; el espíritu se exaltaba y la tentación me llevaba a acariciar esos racimos suaves y colgantes, que me producían una atracción especial.
La enramada, como decía abuela, protegía la puerta del garage donde el "nono" guardaba su pick- up para ir al campo y el Chevrolet 400 que era su auto de paseo. Debajo de ella nos sentábamos, mientras las tías tomaban mates con su madre y nosotros, los primos jugábamos. Ese techo de flores, también festejó muchas Navidades, Años Nuevos y Reyes al compás de alguna acordeón familiar o canzonetas de los vecinos y amigos que llegaban a festejar con nuesta familia. Era el recuerdo de la amada Italia dejada hacía tiempo, y que la nostalgia de sus sones, homenajeaban a ésa tierra que ya no volverían a ver.
Hasta ése momento, ninguna flor acaparaba tanto mi atención como la glicina, a pesar que en la casa de abuela abundaban. Era admirable la calidad y variedad de plantas de flores que cultivaba.
Las había de todas especies, tamaños y colores; de suelo, macetas y trepadoras. Ella las amaba, sabía en cada estación que especie debía sembrar o plantar; les prodigaba atención casi, como a hijos, y ellas le repondían regalándole sus colores durante todo el año.
Pero, volviendo a la glicina, después de mucho tiempo, en mis épocas de adolescente, un día me fue arrebatada; si como les digo, había que modernizar el espacio, colocar un nuevo portón en el garage, otro más a la entrada del pasillo, cerrarlo para más privacidad; abuelo había partido, ya no pasearía en su Chevrolet 400, la casa comenzó a tomar otra apariencia, más remozada; pero faltaba el color y la fragancia de esa amiga callada que acompañó y perfumó mi niñez.
El diccionario la define como planta trepadora, originaria de Oriente, atractiva por su floración y perfume, resistente al frío y muy vistosa; para mi, glicina es color y olor a familia, ésa que compartimos cuando niños y que el tiempo llevó hacia otros rumbos, dejándome en el alma el recuerdo inolvidable de su aroma y su presencia.
A mis abuelos Erminia y Enrique
Myrian
"ME GUSTO MUCHO AROMA DE RECUERDOS YA QUE ME TRANSPORTO AL PATIO DE MI CASA EN LEONES CUANDO EN ESTA EPOCA OLIAMOS Y VEIAMOS LA GLICINA DE LA CASA VECINA, TAMBIEN RECORDE UNA PLANTA QUE ME GUSTABA MUCHO Y MI MAMÁ CHELA LA LLAMABA LILA. NUNCA MAS LA HE VISTO Y ES COMO UN ARBUSTO CON RACIMOS DE FLORES MUY PEQUEÑAS LILAS. MUCHAS VECES RECUERDO EL OMBU DE LA ESCUELA JOAQUIN V. GONZALEZ ES BELLISIMO Y TENGO UNAS HERMOSAS FOTOS CON MIS COMPAÑERITOS DEL JARDIN... ESTAMOS TAN PEQUEÑOS.JAJA QUE EMOCIÓN. ABRAZOS"
ResponderEliminarMuy emotivo el recuerdo, en mi casa también hubo una glicina que se sacó hace muy poco tiempo, era añosa, pero debido a una ampliación, hubo que sacarla. Qué tristeza. Nos brindó tanta sombra, color y perfume.
ResponderEliminaren mi casa puse una...me encanta...me trae recuerdos de cuando en el campo habia una....me recuerda a mi niñez ..cuando florece una belleza
ResponderEliminarHERMOSISIMA, flaquita, ¡por que sera que los recuerdos de la infancia nos marcan tanto?
ResponderEliminarY...parece que estuvieramos alli, en ese lugar....
AY, DIOS MIO!!!!!
BESOS.
Viste Cristi? Son inolvidables, y me gusta recordarlos y hacerlos presente. Evita olvidar momentos y seres que nos marcaron para siempre.
ResponderEliminarUn beso grande a vos Cristi querida.
Es cierto Myrian, hay olores, sabores, lugares...que nos transportan a nuestra infancia. Yo recuerdo la que teníamos en casa a la salida de la cocina. Su perfume inconfundible me recuerda a mis afectos que ya no están. Muy lindo tu comentario. Martha
ResponderEliminarme encantan , me traen recuerdos de los aromas de mi infancia.
ResponderEliminarAdriana
Si a todos nos traen recuerdos de infancia, me pregunto...ya no hay glicinas en las casas? ésto también pasó de moda? se la llevó el progreso?
ResponderEliminarla modernidad hace que todo se simplifique para que optimizemos nuestro tiempo y por eso este tipo de vegetacion, aunque muy bonita, ya no es comun en la "decoracion" de nuestros espacios. Con tantos nuevos mdeios tecnológicos, parece que no hay lugar para la recreacion natural, la poda, el cultivo, etc. Cambiamos la compu, el auto, el tele por un rastrillo, la cortadora de cesped o las semillas... y bueno lo importante es rescatar estás vivencias aunque sean en nuestra memoria. Tal vez ya más adultos y sabios sepamos invertir nuestro tiempo de mejor manera.
ResponderEliminarHermoso lo que escribiste mamá, me alegro de que lo expreses y disfrutes rescatando esas cosas simples de la vida.
Lamentablemente sí, amiga. Hoy está más de moda tener un amplio quincho que armar una hermosa pérgola para que trepen las glicinas.
ResponderEliminarNo hay palabras... para felicitarte por lo que has escrito, es bellisima, yo nunca tuve una Glicina, pero la conoci y se de su hermosa fragancia, pero te puedo contar algunos recuerdos que esta narracion me trajo a la memoria.
ResponderEliminarMis recuerdos...huyy...cada momento fue especial...el primer amor, acompañado del primer beso donde precisamente fue debajo de ese perfume tan hermoso que es La Glicina( nunca te olvidas)sabes una cosa?
Quisiera encontrar otra vez en la mirada de los niños aquella inocencia, aquella pureza, que tan poco dura hoy.-
Mis lagrimas brotan sin querer, de sólo pensar...una gran pena tengo en mi, de aquello que fui, cuanta nostalgia, sólo quiero encontrarme otra vez, quizás, debajo de una glicina.
Y como dijo Cristina "como y de que manera nos marca la infancia"
Te quiero mucho y te felicita por tu escrito
MIMI