El aire se siente fresco,
se lo escucha moviendo,
invisible e imponente,
marchado incansable sin freno.
Un fino vidrio me separa,
adentro tibieza y la lámpara,
que átomos encandecen,
el filamento que luz emana.
Errantes y vagabundos sonidos,
también dejan oírse irregulares,
desde el ladrido al motor ruidoso,
y susurros o gritos del mundo,
...que en un ave cantan,
...que en un trueno estremecen.
La noche avanza,
en irrepetible viernes.
Distinto que otros pasados
Al oírle y contemplarle,
absorto en el tiempo que transcurre,
observo otoñal época en su tardío.
De la naturaleza su poesía,
en esta estación que volverá,
trayendo sus nuevas escenas,
susurros y truenos riman.
Javier Cinacchi
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