
Florezco sólo una vez, como el helecho,
como el fuego de la primaveral y embriagadora noche...
Ven por mí a la magia del bosque,
al círculo encantado, ven y arráncame.
Ámame. Todo lo mío es tuyo.
Cede ante mi inutilidad amorosa.
Soy mortal y amarga como el almendro,
más tierna que la muerte, más ilusoria y amarga.
Cherubina de Gabriak (1887-1928)
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Visceral y tierna
ResponderEliminarParadójicamente desesperada y esperanzada
Gran Poema de Mujer
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